Regala una vida libre de violencia

Guardianes | Escucha·Protege·Atiende

Los regalos más valiosos y duraderos que podemos dar a niñas y niños, son aquellos que nacen desde el buentrato y que les ayudan a forjar una personalidad más empática, equilibrada y resiliente.  

De este modo, el mejor regalo que puedes darles, es una vida libre de violencia, cimentada en el buentrato, que dé como resultado el desarrollo de un cerebro con habilidades que les permitan enfrentar con entusiasmo y seguridad las exigencias de la vida, tener mejores relaciones interpersonales, ser más adaptables a los cambios y resistentes a las dificultades. Así les brindamos la posibilidad de prevenir el maltrato y la violencia sexual en la infancia, debido a que les transmitimos seguridad, confianza y la oportunidad de reconocer sus emociones y comunicar sus sentimientos de manera clara, a las personas correctas, en el momento indicado para recibir ayuda ante cualquier riesgo.

Esto puede parecer un trabajo extenuante, sin embargo, no es una tarea que debas hacer de un momento a otro, se trata de estimular su cerebro, día a día a lo largo de su infancia a partir de experiencias bien tratantes.

Te invitamos a que conozcas y fortalezcas en niñas y niños, cuatro habilidades que, de acuerdo con el doctor Daniel Siegel, le permitirán comprenderse a sí misma/o para manejarse mejor física, mental y emocionalmente.

  1. Equilibrio: capacidad de dominar sus propias emociones y comportamiento, para que, en menor medida pierda los estribos.

¿Qué hacer?: si se encuentra en un estado alterado, ayúdale a recuperar la calma, escucha lo que tiene que decirte, empatiza con ella/él, hazle sentir segura/o de expresar lo que siente. Crea un horario en el que pueda realizar diversas actividades: juego, descanso, concentración, ejercicio, tiempo de aburrimiento, así habrá equilibrio en sus actividades.     
No minimices sus emociones, no lo critiques o avergüences por expresar lo que siente.

  1. Resiliencia: Capacidad de recuperarse a los problemas y las luchas que surgen en la vida.

¿Qué hacer?: hazle saber que sus emociones de bienestar o malestar son válidas y enséñale que hay formas adecuadas de expresarlas. Permite que progresivamente se enfrenten a las adversidades de acuerdo a su edad, que fallen, que experimenten emociones desagradables, para que con tu ayuda le encuentren una solución a los problemas que se presenten.       
No se trata de que les dejes solas/os, pero sí de que les permitas la posibilidad de resolver. Bríndales seguridad, atención, consuelo y confianza.

  1. Perspicacia: capacidad de estudiarse y entenderse a sí misma/o para decidir mejor y tener más control sobre la vida propia.

¿Qué hacer?: ayúdales a entender que las dificultades no siempre son algo malo por lo que hay que pasar, sino un esfuerzo para lograr sus objetivos.

Explícales que siempre que sientan emociones de malestar, pueden hacer una pausa para observarse y entender qué les está sucediendo.

Es importante que tú, mamá, papá o cuidador, también aprendas a hacer una pausa cuando sientes frustración, miedo o enojo, para que te observes y manejes la emoción.

  1. Empatía: capacidad de ponerse en el lugar de los demás y que le importe lo suficiente para mejorar las cosas si hace falta.

¿Qué hacer?: a través de juegos enséñales a observar a las otras personas y tratar de adivinar qué dice su lenguaje verbal y no verbal, “¿qué estará sintiendo?”. En lugar de juzgar las emociones de los otros, enséñales a ser curiosos y preguntarse por qué el otro actúa de cierta manera. Aprovecha diferentes situaciones cotidianas para tratar la empatía. Enséñales el lenguaje de la empatía, es decir, palabras que expresen cariño.

El objetivo es fomentar estas capacidades, no erradicar ciertos comportamientos, recuerda que niñas y niños están en proceso de maduración, esto quiere decir que hay descontrol emocional, frustración, desesperación, pero tú eres la persona indicada para ayudarles a manejar esos comportamientos, aprendizajes que les servirán a lo largo de su vida.

 

Aura Gabriela Solis Velázquez.

 

Para saber más:

- Siegel, D. (2018). El cerebro afirmativo del niño. Vergara.

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