Madre, ¿solo hay una? La importancia de la figura materna en la crianza

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“Lo que una madre da a luz en su mente no es un nuevo ser humano, sino una nueva identidad: el sentido de ser una madre”

Daniel N. Stern

 

Todos hemos escuchado la frase: “Madre no es quien te da la vida, es quien te cría”. Si bien es cierto que toda mujer que concibe a un hijo es madre (biológica), la maternidad requiere más que nada de un cambio de mentalidad con la que se esté en total disposición a desarrollar la actitud materna.

Adoptar una actitud materna consiste en disponerse mentalmente a desarrollar una nueva identidad: la de madre. Este cambio reorganiza la mente y determina de forma inmediata los pensamientos y la conducta de quien quiere ser madre; es una transformación interna que dura toda la vida, aunque no quiere decir que ocupará siempre un lugar central, y es tan profunda que incluso en un principio puede ser que la misma madre no la perciba.

A mamá, la naturaleza la prepara para cuidar y criar a sus hijos provocando cambios en su cuerpo: sus sentidos son más agudos y puede percibir más detalles, lo cual es evidente cuando es capaz de oír en la madrugada el llanto de sus hijos o hijas aun estando en sueño profundo o cuando sabe qué está sintiendo su hijo solo con observar su rostro.

De la misma forma, su cambio de pensamientos y de actitud provocan que su cuerpo produzca mayor nivel de oxitocina, una sustancia química llamada también la hormona del amor, que la hace más propensa a abrazar y dar palabras y caricias de ternura, e incluso a percibir las necesidades emocionales y físicas de sus hijos e hijas.

Todo esto la provee de lo indispensable para hacerlos sentir valorados, aceptados y reconocidos en lo que sienten, piensan y hacen. Como cuando están empezando a gatear o caminar y voltean buscando la mirada de mamá para ver si se dio cuenta de sus logros, o cuando su hijo adolescente le pide que le abrace sin que sus amigos vean, incluso cuando la joven universitaria le llama para contarle sus éxitos o dificultades.

 

Es en la relación con nuestra madre donde descubrimos nuestra existencia, y aprendemos que merecemos ser amados y podemos amar.

Gracias a ese primer vínculo profundo de amor madre-hija o madre-hijo, todos descubrimos que somos reales y existimos, reconocemos cuál es nuestro lugar en el mundo y nuestra propia identidad, tres aspectos indispensables para contestarnos la pregunta: ¿Quién soy?

En conclusión, una de las funciones más importantes de la imagen materna en la crianza es ayudar sus hijos a conocerse y confiar en sí mismos, y confiar en que el otro permanecerá en la relación sin que tenga que hacer cosas para que le acepte y le ame. Es con nuestra madre con quien aprendemos a dar y recibir amor incondicional.

Así que, si eres mamá, disfruta tu maternidad para que fluyas con tus hijas e hijos.

Te dejamos algunas recomendaciones sencillas que te ayudarán a fortalecer el vínculo con ellas y ellos:

  1. Crea un momento especial para cada uno de tus hijos por lo menos 30 minutos a la semana en la que puedan convivir sin interrupciones.
  2. Busca un lugar en el que se sientan en confianza, ya sea la casa, un parque o un restaurante, la idea es que se conozcan, se diviertan y se relajen. Un difusor con olor a lavanda y naranja, música de fondo, música para bailar podría ser de ayuda, todo depende de lo que necesiten hacer ambos.
  3. Acuerden si será un momento para platicarse cosas o para divertirse. Si te platica, escúchalo sin juzgar; y si quieren divertirse deja que te enseñe el juego o la música que más le gusta, cocinen algo juntos, bailen.
  4. Prepara para ese momento algo que los haga sentir apapachados, busquen hacer cosas que les guste.

Recuerda que la maternidad no se da de un momento a otro, se desarrolla día a día, con la convivencia, la presencia y el autoconocimiento.

 

Marcela Cuevas Vázquez.

 

Fuentes Consultadas:

- Cyrulnik, B. (2008). Bajo el signo del vínculo. Una historia natural del apego. Gedisa.

- Barudy, J., & Dantagnan, M. (2010). Los desafíos invisibles de ser madre o padre. Manual de evaluación de las competencias y la resiliencia parental. Gedisa.

- Stern, D. (1999). El nacimiento de una madre. Cómo la experiencia de la maternidad te cambia para siempre. Paidós.

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